miércoles, 17 de febrero de 2010

Lo que pasó en el carnaval de Mazatlán

Ministerio de alcance en el carnaval de Mazatlán

Como parte de las actividades de JUCUM Pachuca, estuvimos la semana pasada apoyando el ministerio de alcance que la base de Mazatlán hace cada año debido al carnaval que hay en esa ciudad.

Siempre había escuchado que eran olas de gente de todas partes que se daban cita para ir al carnaval de Mazatlán pero me sorprendió ver la poca cantidad de gente comparado a lo que yo esperaba; esto tiene una razón de ser, “el miedo” por la situación de inseguridad y problemas de narcotráfico que se vive en esa zona. Pero doy gracias a Dios que a pesar de la baja asistencia al carnaval Dios obró maravillas y tocó corazones, justo aquellos ya listos para la cosecha!

Quiero explicar un poco la estructura del trabajo que se hace en el carnaval. El alcance estuvo dividido en 6 áreas: evangelismo, intercesión, cafetería, remanente, salón de belleza y niñ@s; todas ellas integradas por jóvenes jucumeros y otros voluntarios de la iglesia local. Los primeros días estuvimos trabajando para acondicionar el espacio donde llevaríamos a cabo varias de las actividades, “La casa del marino” a su vez, teníamos tiempo de intercesión y de alabanza todas las tardes. Finalmente en los días propiamente del carnaval, cada uno se integraba a su ministerio para comenzar el trabajo de 8:30 pm a 2am, después nos reuníamos para tener un tiempo de retroalimentación y finalmente ir a dormir alrededor de las 3am.

Personalmente, después de orar decidí que tenía que trabajar en el ministerio de evangelismo, así que me integré al equipo y comenzamos a preparar todo el material que utilizaríamos para trabajar durante las noches. Algunas de las formas creativas y dinámicas que Dios puso en el corazón del equipo fue hacer carteles con diversos contenidos como: “abrazos gratis”, “café gratis”, “canciones gratis” y “palabra profética gratis”; al igual que preparar tarjetitas con textos bíblicos y mensajes para reflexionar acerca de Dios y su amor hacia nosotr@s, también decoramos los vasos del café con mensajes bíblicos y de esperanza. Con esto salimos cada noche pidiendo que Dios tocara corazones y que muchos llegaran a los pies de Jesucristo, y sorprendentemente así fue! Dios impactó primeramente mi propio corazón al ver la disposición, la apertura y el hambre de las personas hacia nuestro mensaje de buenas nuevas, de amor y esperanza; y el de muchos en nuestro equipo al ver los resultados obtenidos cada noche y la forma poderosa en cómo Dios se movía en las personas con las que conversábamos, que iba desde los asistentes al carnaval, principalmente jóvenes y adultos, hasta los policías y vendedores ambulantes.

Cada noche era diferente, el primer día entramos al carnaval, y conversamos principalmente con los vendedores y los policías porque casi no había asistencia, pero los días siguientes hubo más afluencia y nos quedamos en las entradas del carnaval para dar abrazos gratis y las tarjetas de palabra de ánimo y textos bíblicos. Después nos movíamos a la Plaza Machado, para seguir conversando con la gente, principalmente jóvenes de clase media y alta.

A las puertas de carnaval, me di cuenta que la gente se quedaba muy curiosa cuando estábamos dando abrazos, todos hacían muchas preguntas y a la vez se sorprendidos pero contentos. Así que aprovechábamos la oportunidad para hablar del amor de Dios y dar a conocer el evangelio a través de formas prácticas, fue así como pude hablar con cuatro policías y una pareja que vendía comida. Lo que puedo resaltar de esta conversas es que una mujer policía dijo que era la segunda vez en el día que escuchaba ese mensaje de esperanza, que estaba sorprendida por ello y a la vez convencida de que Dios la estaba llamando así que lo iba a buscar!

En la siguiente noche pude conversar con un jefe de policías, llamado Garzón, el cual se mostró muy interesado todo el tiempo en escuchar más sobre Dios y nuestro trabajo de evangelismo, ya que él años atrás estuvo involucrado en la iglesia católica pero al entrar en la policía lo dejó; yo le animé a servir a Dios en su ámbito de trabajo, dejando de la lado la corrupción, los malos tratos, el abuso de poder y las malas palabras, haciéndole ver que así también servía al Señor. En general tuvimos una buena conversación pero luego él se tuvo que ir y ya no le pude ver a la noche siguiente, sin embargo mi compañera de evangelismo me hizo saber que lo encontró dos noches después, y que conversó con él y con un grupo de 20 elementos policiales, llevándoles galletas para su café y así honrarles y demostrar el amor de Dios. Yo confío que todas esas semillas darán fruto en su tiempo.

Hay dos historias opuestas que quisiera que supieran, para orar por estas personas, una de ellas es Enrique, quien aceptó genuina y sinceramente al Señor; y la otra es Víctor, un ex traficante de drogas y ladrón de autos que ya había escuchado de Dios pero su historia de vida y el resentimiento hacia sus padres no le hizo tomar la decisión de entregar su vida a Dios, pero creo firmemente que Dios hará germinar la semilla en él, que esas horas que pasamos hablando y oyéndole no serán en vano, pues la palabra de Dios nunca vuelve vacía (Is. 55:11).

Les pido que oren para que todas las personas que escucharon de Dios recuerden la palabra que compartimos y su corazón quede preparado para que en su tiempo vengan al arrepentimiento. De igual manera les pido apoyo en oración para las personas que recibieron a Dios de manera sincera, que sean fortalecidos en su nueva vida y que el hambre y el amor por Dios vayan en aumento.

No quisiera dejar este escrito sin otra importante actividad de evangelismo que llevamos a cabo junto con el equipo de Cosechadores, quienes vinieron desde Nuevo Laredo para hacer trabajo durante el día en las zonas más marginadas de Mazatlán. Tuve la oportunidad de salir con ellos una vez y me bastó para ver la poderosa manera en que Dios se sigue moviendo, y los cientos de corazones que ya estaban listos para la cosecha, pues cuando orábamos por ellos después de hacer un par de dramas, decenas aceptaban a Cristo como su Salvador y pedían oración de fe. Nosotros entregábamos un ejemplar gratuito del Nuevo Testamento y llenaban una hoja con sus datos para darles seguimiento y visitarles, de igual forma se les regalaba un kilo de frijol, pues la pobreza y miseria en esos lugares era sorprendente y muy grande. Así que también oremos por esas vidas que tanto han necesitado de Dios y que ahora que le conocen, puedan tener una vida de abundancia y ser transformados por el poder de Dios.

Estas son algunas de las historias y experiencias que vivimos dentro de la semana de trabajo en el carnaval de Mazatlán, muchas otras se tuvieron dentro de los demás ministerios como el de intercesión, cafetería, salón de belleza y remanente que consistió en alcanzar a los jóvenes a través del deporte extremo, skateboarding. Espero en breve poder compartir más detalles e historias asombrosas que Dios hizo suceder en medio de esta fiesta de carnaval.

He regresado contenta a la ciudad de Pachuca sabiendo que estamos trastornando nuestro país para dar a conocer a DIOS y que en su tiempo todas estas semillas darán su fruto para gloria de Dios!!!