jueves, 24 de junio de 2010

Historias para ser contadas 2da parte



Esa tarde que estaba por entrar al metro en la misma estación que conocí a la chica de las pizzas, pensé en decirle ¡hola! a lo lejos, pero Dios tenía otros planes, pues ella estaba ahí, así que fui a saludarla y para mi sorpresa ella se acordaba muy bien de mí, entonces comenzamos a hablar sobre la vez anterior que nos vimos y lo que pasó después. Escucharla me dejó sorprendida, pues la actitud hacia su cuñado había cambiado mucho, tanto así que fue capaz de pedirle perdón! Ella me dijo, que se quedó pensando en todo lo que habíamos hablado la última vez, que se había dado cuenta de que estaba mal y que necesitaba pedir perdón, así que eso fue lo que hizo y que se sentía mucho mejor! Que estaba consciente de que era importante buscar más a Dios, y que iba a leer más sobre la Biblia para despejar sus dudas; que nuestro encuentro "casual" había sido muy significativo para ella y que hasta lo había escrito en diario. Yo le dejé ese día un boletín para ir a una iglesia cercana a su casa, y le regalé un separador de libros con un texto bíblico con la confianza de que cada que lo lea, sepa que Dios la ama y la está buscando. Antes de irme, le pedí si podía orar por ella y aceptó. Así que ahora les pido a ustedes que la lleven en sus oraciones porque pude ver que tiene un corazón muy dispuesto para Dios, sobre todo con hambre de él. Oren para que tenga una relación personal con Dios, que encuentre gente a su alrededor que la anime a seguir buscando al Señor y que haya una restauración en su familia. Espero poder verla pronto otra vez!

Otra historia que me acaba de suceder es que a finales de mayo, tuvimos la oportunidad de ir a la Alameda a apoyar una jornada médica con el propósito de evangelizar y ahí tuvimos muchos encuentros con "gente especial". No tengo ninguna duda de que Dios es un Padre detallista y que está llamando nuestra atención hacia él, porque nos quiere dar una vida en abundancia y bendecirnos; y digo esto porque tuve la oportunidad de hablar con varias personas mientras les checaban la presión, entre ellas tengo muy presente a dos varones, uno de los cuales es Don Emilio, quien al principio estaba muy seco y renuente de hablar sobre Dios, así que respetamos su posición y no dijimos más. De pronto, mientras esperábamos a que un grupo de turistas terminara de dar las instrucciones para su recorrido, él comenzó a hacerme preguntas sobre Dios y la Biblia y qué sería de su vida si él muriera... justo ahí comenzó lo interesante! Comencé hablar de la salvación y de la vida eterna que tenemos en Dios, y que si le tenemos a Él, no debemos tener miedo a la muerte pues estaremos con él en los lugares celestiales, que sólo basta creer en él, entregarle nuestra vida y caminar a su lado. Al final le pregunté si él quería eso para su vida, que si era capaz de creer en Jesucristo y su sacrificio de amor por nosotros en la cruz para traernos vida y él dijo que SÍ!!! Yo sentía que no había escuchado bien así que le pregunté otra vez y él me volvió a repetir que sí, que quería aceptar a Dios y conocerlo, así que hicimos la oración de salvación y luego le animé a comprar su Biblia y estudiarla, ya que en un principio de la conversación me había dicho que él nunca había leído una Biblia. En medio de la charla, Don Emilio me dijo que uno de sus hijos era cristiano y que vivía cerca de su casa en Valle de Bravo, así que les pido que lo tengan en oración para que su hijo sea un instrumento que anime a su papá a buscar y crecer en Dios. Después de esto, nos tuvimos que despedir y me quedé tan alegre de pensar en la fiesta que había en el cielo por una nueva vida que venía al arrepentimiento, luego continué traduciendo para las enfermeras de la brigada.

Pensé que la historia de Don Emilio había terminado ahí, pero NO! Dios siempre tiene planes perfectos y mejores. Y digo esto porque he visto cómo Dios nos vuelve a poner en el camino a personas que no imaginé que pudiera volver a ver en una ciudad de más de 22 millones de personas, pero Dios es sencillamente detallista y poderoso para generar encuentros inesperados. Así que una vez más me quedé sorprendida al encontrarme una semana después a Don Emilio en un parque cerca del metro Hidalgo, pues es un lugar que estamos sintiendo para ir a trabajar con chavos de la calle, así que ahí estábamos un miércoles por la mañana orando en ese lugar, cuando de repente vi a un señor que se me hacía conocido, (cabe recordar que soy mala para recordar nombres) pero en ese instante sólo me vino a la mente el nombre "Don Emilio", así que en cuanto nos terminaron de dar las instrucciones para ese lugar, fui por donde lo vi irse, y ahí estaba, sentado en la parada de los camiones, sí era él, Don Emilio, lo vi y me acerqué a él, lo saludé y él también me reconoció, parece que le dio gusto verme, qué coincidencia! encontrarlo de nuevo en un lugar que no es ni mi rumbo, ni el de él, pero ahí estábamos otra vez. Lo primero que se me ocurrió decirle fue: "wow! cuánto lo ama Dios que está decidido a ir tras usted", él sólo sonrió y dijo -sí, eso creo! Así que comenzamos a conversar de nuevo y le pregunté cómo había estado desde el día que oramos en la Alameda, si había comprado ya su Biblia, que cómo se sentía, en fin, estaba muy curiosa por saber la obra de Dios en su vida!
Todas mis preguntas tuvieron respuesta y me dijo que se sentía muy bien, convencido de lo que creía, pero que no había tenido tiempo de comprar su Biblia porque estaba atravesando un problema legal con su empresa, sin embargo me dijo que en cuanto se resolviera su situación la compraría; así que les pido que lleven en oración a don Emilio y la situación con su trabajo, y que Dios le rodee de personas clave para ayudarlo a crecer en el conocimiento de Dios, para que la semilla que quedó plantada en él, siga creciendo hasta dar fruto. Creo que el encontrarnos ese día fue motivante para él, estoy segura que Dios tiene un propósito para su vida. Después de pensar en este "reencuentro", sólo puedo quedar asombrada con el poder de Dios, con su perfección y con el cuidado que tiene de cada uno de nosotros, sus ovejas, de sus pequeñit@s!